Enherbement utilisés en viticulture

El Uso de la Cubierta Vegetal en Viticultura: Una Práctica Sostenible y Eficaz

En el mundo de la viticultura, una de las prácticas más beneficiosas y sostenibles es el uso de la cubierta vegetal entre los viñedos. Esta técnica, conocida como "enherbement" en francés, implica la plantación de ciertas especies de plantas entre las filas de vides. Su objetivo principal es crear un microclima favorable para el crecimiento de la vid, limitar el desarrollo de malas hierbas y mejorar la estructura del suelo.

Las plantas de cobertura más comúnmente utilizadas en la viticultura incluyen la alfalfa, el trébol, el esparceta, la veza, el lupino y el centeno. La elección de la especie vegetal depende de varios factores, como las características del terreno, el clima local y los objetivos específicos del viticultor.

Beneficios de la Cubierta Vegetal

  1. Control de Malas Hierbas: La cubierta vegetal compite eficazmente con las malas hierbas, reduciendo su crecimiento y proliferación.

  2. Mejora de la Fertilidad del Suelo: Estas plantas enriquecen el suelo al fijar nitrógeno a través de la nodulación y liberar materia orgánica después de ser cortadas. Esto contribuye significativamente a la fertilidad y salud del suelo.

  3. Prevención de la Erosión: La cubierta vegetal protege la superficie del suelo, especialmente en terrenos inclinados, previniendo la erosión. Además, ayuda a regular el flujo de agua y conservar la humedad durante períodos de sequía.

Implementación y Mantenimiento

El proceso de establecer una cubierta vegetal en un viñedo se realiza generalmente cada 4 a 6 años. El primer año se dedica al laboreo y rodaje del terreno para incorporar los residuos de cultivos del año anterior. El segundo año, el terreno se deja en barbecho o se siembra con un cultivo de abono verde. A partir del tercer año, se realizan cortes repetidos para controlar las malas hierbas sin afectar el crecimiento de la vid.

Conclusión

La utilización de plantas de cobertura en la viticultura no solo es una estrategia eficaz para el manejo sostenible del viñedo, sino que también contribuye a la salud general del ecosistema. Esta práctica demuestra cómo la viticultura puede ser sostenible y respetuosa con el medio ambiente, a la vez que mejora la calidad y la salud de las vides.

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